LA SOCIEDAD AUTÓNOMA, ¿UNA UTOPÍA?

Reproducimos una reseña de La sociedad autónoma, publicada en diario El Comercio en su edición dominical: Ivonne Guzman escribe sobre el libro publicado por Abya-Yala, que se presentará el 26 de abril en la Universidad Andina Simón Bolivar, a las 17:30.

 

Ivonne Guzmán, para EL COMERCIO (O)

Lleva desde muy joven pensando sobre la sociedad en la que le tocó nacer; y más que pensándola, tratando de entenderla para cambiarla y que finalmente se convierta en un país que incluya y reconozca a todos. Es la utopía de Juan Cuvi; esfuerzo que debe parecer estéril frente a los hechos. Pero él no claudica y escribe (que es una manera de pensar) sobre esa posibilidad. Su más reciente intento se plasma en ‘La sociedad autónoma. Del Estado tutelar a la nueva utopía’ (Abya-Yala, 2018).

En los 13 ensayos que componen el libro, Cuvi le da un nuevo rostro al pensamiento de izquierda; lejano por completo al relato artificioso y simplista elaborado desde el Socialismo del siglo XXI, por ejemplo, en el que el país ha vivido sumergido los últimos años. Las ideas y las letras que recorren las 288 páginas del libro son como una brisa que se lleva la paja para que el trigo pueda ser visto y sopesado. Quizá porque es radical y plantea esquemas y caminos que desde la lógica del sistema actual se antojan imposibles, la reflexión de Cuvi es imprescindible. No necesariamente para secundarla pero sí para regresar a ver el Ecuador de hoy que se enfrenta a un sinnúmero de retos y que, de seguir insistiendo en las viejas recetas, va a seguir atorado en la necedad y la impotencia que conduce a los Estados fallidos.

Como se plantea la socióloga Natalia Sierra en el prólogo de ‘La sociedad autónoma…’, Cuvi está planteando a lo largo de estos ensayos breves -que abordan desde la salud hasta la educación, pasando por la política-, la posibilidad de la prescindencia del Estado. O al menos del Estado tal como se lo conoce en occidente. No es una propuesta a la ligera, se fundamenta en lo que Cuvi -siguiendo lo que ya varios estudiosos sociales han evidenciado- encuentra como una sinrazón y un abuso por parte del Estado. Sierra lo pone en estas palabras: “El Estado usa a la sociedad para garantizar la razón de Estado (…); esta perversión del Estado tiene como correlato la poca confianza que la sociedad civil tiene en su poder soberano de autodeterminarse sin necesidad de una institución patriarcal que la guíe, sin necesidad de transferir su poder a una institución no solo extraña a sus intereses, sino muchas veces opuesta a ellos”.

Un ejemplo de esa sinrazón y de ese abuso en el sistema actual sería el “imperio de la burocracia”, que ejecuta la operación de tutelaje de la sociedad a cargo del Estado, que al mismo tiempo se blinda contra las denuncias y las exigencias que la sociedad le hace. Pero Cuvi no está proponiendo el caos como reemplazo de un Estado nocivo, que va en contra de los planteamientos originales de la izquierda siglos atrás, sino otro modelo que entre en sintonía con las necesidades y realidades de la sociedad ecuatoriana. Una realidad que no es unívoca sino múltiple, idea que a lo largo de todos los ensayos (pero sobre todo en los enfocados en salud) no deja de enfatizar. En esa multiplicidad que el autor reconoce en todos los ámbitos sociales radica el corazón de su propuesta. Así, Cuvi introduce en el debate un factor del que nadie (o si lo hacen, son poquísimos) está hablando con seriedad y con la intención de que sea una plataforma de convivencia: la plurinacionalidad y cómo en ella este país puede encontrar la posibilidad de una democracia real y viable, que termine con la muletilla de la “sociedad ingobernable”. Cuvi vuelve los ojos al correísmo, del que es tan difícil sustraerse para entender el Ecuador actual (de hecho, el ensayo más antiguo es del 2006). Con destreza de pensamiento y de palabra, el autor desenmascara la pretendida interculturalidad que se quiso imponer desde el Estado a partir de la Constitución de Montecristi, sin considerar realmente lo fundamental para que dicho fomento de la interculturalidad sea posible. Cuvi señala que la plurinacionalidad es incompatible “con los afanes hegemonistas del proyecto correísta”, pues la autonomía es “un elemento insustituible de la pluralidad cultural, política, social, ambiental y económica. Dicha pluralidad es, en esencia, “una amenaza para el centralismo del Estado-nación”.

Para alcanzar el sumak kawsay es imprescindible la “autodeterminación de pueblos y nacionalidades en un contexto de plurinacionalidad”. Condiciones que no se han dado nunca; tampoco en el decenio 2007-2017. Entrar en la profundidad de las reflexiones de Cuvi es sencillo, pese a la densidad de sus ideas, que beben de las teorías de Antonio Gramsci, Cornelius Castoriadis, Michel Foucault, Jürgen Habermas, Tanya Korovkin, Boaventura de Souza Santos, Lisa North, Jörg Elbers o Immanuel Wallerstein, entre otros. Los ensayos se leen con facilidad tanto por la claridad de la escritura como de las ideas.

‘La sociedad autónoma…’ es como una clase exprés de politología desde una perspectiva de izquierda. También es un análisis minucioso, argumentado y no apasionado de lo que nos pasó -es decir, que dejamos que nos pasara y ojalá no nos siga pasando- en los últimos años. Los textos fueron escritos sobre la marcha, mientras iba ocurriendo todo lo que ocurrió, lo cual le da mucho más mérito a esta escritura lúcida y serena. Leer la más reciente publicación de Cuvi es, además, como enfrentarse a un oráculo, pero en reversa, en donde se ve todo lo que se vaticinó y se cumplió; y que nadie quiso escuchar. En un espíritu muy similar al del libro de compilación de columnas de opinión, ‘La década perdida 2007-2017’ (ParadisoEditores, 2017). Economía, salud, política, educación… ninguno de los ámbitos vitales escapan a la mirada reflexiva de Cuvi, quien cambia el foco de la conversación habitual y, por ejemplo, sintoniza con los debates que propone el feminismo acerca de la soberanía sobre el propio cuerpo.

Es ahí, para Cuvi, donde comienza todo y si la sociedad -sin tutelajes de ningún tipo, menos estatales- no lo comprende, el cambio social que él avizora como pos capitalista y pos socialista, y sobre el que escribe desde hace años, nunca llegará. Juan Cuvi ​ Nació en Quito en 1958. Tiene estudios en Sociología, Ciencias Políticas y una maestría en Desarrollo. Durante los años 80 del siglo pasado integró el Movimiento Alfaro Vive Carajo. Desde los años 90 trabaja en proyectos sociales; comenzó de la mano de Monseñor Alberto Luna Tobar. Es director de la Fundación Donum.

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