Una propuesta política y ética: el libro de Michael Handelsman

El libro Desaprender para volver a ser, de Micheal Handelsman ha recibido el Premio Nelson Estupiñán Bass de la Sección Ecuador de LASA (Latin American Studies Association). La publicación es parte de nuestra colección de Pensamiento Decolonial. El autor, estudioso de la cultura, es profesor emérito de estudios hispanos y de literatura latinoamericana en la Universidad de Tennessee. En el acto de presentación, realizado en la Universidad Politécnica Salesiana participaron como comentaristas Yuliana Ortiz y Edizon León. Cathy Walsh estuvo moderando el evento. Compartimos en este espacio el comentario de Edizon León Castro, con el que invitamos a leer esta obra tan importante en el catálogo de Abya-Yala.

Desaprender para volver a ser, es una propuesta política y ética, particularmente provocadora si tomamos en cuenta que su autor es: académico, hombre/blanco, y del norte global, que decide leer, comentar y aproximarse a la literatura afroecuatoriana y afrocolombiana ,desde un lugar que no le pertenece en tanto casa adentro, pero que asume desde el casa afuera con responsabilidad y sobre todo con mucho respeto y sensibilidad.
Aquí ya nos vamos adentrando el mundo de las condiciones existenciales de la enunciación.
Esa posición, muchas veces no-cuestionada y autorizada por los regímenes de verdad hegemónicos, es precisamente lo que Handelsman decide poner en tensión y ponerse en tensión a sí mismo….y posiblemente es su peregrinar por el camino de desaprender como lo expresa en su libro. ¿Qué puede desaprender alguien que ha sido formado por la academia blanca, que ha sido legitimado por sus instituciones, que ha habitado el privilegio del “ver sin ser visto, de no ser estereotipado, de no ser nombrado”? Puede desaprender el habitus colonial de representar y hablar del Otro y por el Otro….pues lo que plantea Handelsman y muestra en es toda su producción, es que sí, y en su escritura y reflexión al acercase a esa voces silenciadas que busca dar respuestas a estas y a otras preguntas, y es su aporte desde su lugar de enunciación a la interculturalidad.
Cuando Juan García Salazar, propuso desde la memoria y la palabra de los y las mayores esta filosofía, desaprender para volver a ser….desaprender lo ajeno para reaprender lo propio…dejar de ser para volver a ser…s no somos todo lo que nos han dicho que somos….volver a ser donde nunca fuimos. Son lugares de existencia comunes en sus texto con los que dialoga y articula en este libro.
Las apariciones del abuelo Zenón y de Juan García Salazar con sus enseñanzas y mandatos ancestrales, traídos desde la memoria por los soneos del jazzman del Mandela´s Country, están a lo largo del texto para interpelar el habitus colonial y esas voces silenciadas son soneo, son leídas en clave de cimarronaje y que invitan a desprenderse de esa piel del colonialismo como sostiene Fanon que se impuso desde la esclavitud colonial.
Desde esta perspectiva, el “desaprender para volver a ser” no es un título poético, ni mucho menos un recurso literario abstracto, esto lo deja muy claro desde el inicio. Es un grito existencial profundamente encarnado en la Experiencia negra que debe leerse en paralelo al proceso de cimarronaje. El cimarrón huye de la plantación no solo para escapar del amo, sino para reinventarse- para volver a ser en libertad…para volver a ser donde no habíamos sido. Y esto es lo que entendemos como un cimarronismo existencial, que no despliega solo acciones sino una actitud cimarrona con el que se enfrenta al mundo colonial.
Y creo que es lo que intenta Handelsman, huir del lugar cómodo del saber autorizado, del canon, no para ocupar otro centro, sino para reconstruir y acompañar su forma de existir con y desde las voces silenciadas de los y las afrodescendientes. El desaprender es la huida, y el volver a ser es la re-existencia.
Este volver a ser implica también un sentipensar distinto: un modo de lectura que no se limita a analizar, sino que se deja afectar. En sus acercamientos a las obras de Juan Montaño Escobar, Yuliana Ortiz Ruano o a la antología de mujeresnegras poetas afrocolombianas, como lo plantea Betty Ruth Lozano, Handelsman no pretende hablar por ellas ni mucho menos interpretar su poesía, sino abrir espacio para que sus palabras se manifiesten con su propia fuerza.
Handelsman reconoce en la poética de Ortiz una insurgencia encarnada y musical: una escritura que no pide permiso, sino que irrumpe, canta, hiere y sana., como el hip hop. Su palabra, atravesada por la música, el cuerpo y la espiritualidad negra, subvierte el canon desde adentro y desplaza las formas hegemónicas de leer.
El autor en lugar de traducirlas a los códigos canónicos, se esfuerza por acompañarlas, por seguir el ritmo y el son de sus tramas, sus silencios, sus oralidades, su espiritualidad.
Ahí aparece también otro gesto clave del libro: el de la des-representación. Dejar de representar al otro para contribuir y nuevamente acompañar a los procesos de auto-representación. Subvertir las palabras del poder por el poder de las palabras. En este sentido, Desaprender para volver a ser, no es solo una intervención literaria o crítica: es una práctica de interpelación ética y política. Nos desafía a dejar de mirar la literatura afrodescendiente como “objeto de estudio” y comenzar a leerla como sujeto, sujeta contructora de pensamiento, como genealogía de resistencia, como trinchera ontológica.
No hay en este libro arrogancia académica, ni una pretensión de redención. Lo que hay es un intento honesto de construir puentes que no reproduzcan la gramática colonialidad, sino que inviten al descentramiento y en ese proceso encontrarnos con el casa afuera. El valor de esta obra no está en hablar desde la literatura por/desde los pueblos afrodescendientes, sino en poner en crisis el lugar desde donde suelen hablar, desde donde suelen representarnos. Y en ese gesto, no se trata solo de leer otras voces: se trata de leerse a sí mismo desde la incomodidad y talves por ahí va su proceso de desaprender.
En definitiva, Desaprender para volver a ser es una apuesta por reaprender a leer, a escuchar y a sentir con otros mundos, con otras voces, con otros sentires. Un llamado a interrumpir la arrogancia epistémica del privilegio blanco y a abrirse a la posibilidad de una interculturalidad crítica, situada, encarnada y encuerpada. Porque quien deaprende a partir de la experiencia negra, desde el privilegio blanco y patriarcal merece la pena ser leído con gusto.

Abril 2025

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