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Sobre Mons. Leonidas Proaño, una lectura siempre necesaria

Tras las huellas de Leonidas Proaño. Su trayectoria pastoral en la Diócesis de Riobamba, Ecuador, de Maurice Sheith Oluoch Awiti, se publicó en 2024. Compartimos el comentario de José Juncosa, Director de Abya-Yala, realizado durante el lanzamiento (5 de febrero de 2025). Una lectura siempre actual y necesaria.

La obra de Maurice Oluoch Awiti es, a mi modo de ver, muy original por dos motivos: Primero, porque su hipótesis central coloca la trayectoria de Monseñor Proaño y su aporte más allá del imperativo de aggiornamiento de la Iglesia. Así, establece una crítica histórica a un cierto modo de recepción del Concilio Vaticano II en tanto actualización sin transformaciones reales y profundas. Dice textualmente: “La opción pastoral-eclesiológica de Proaño iluminada por el Concilio implica una transformación eclesial y social que marca su ministerio episcopal; esa opción es fruto de una antropología teológica y una eclesiología propia que va más allá del concepto de aggiornamento”. ¿Qué supone el aggiornamento? Actualización, renovación, estar a tono con los tiempos. Descuida el origen de estos cambios”. El aggiornamento pone al centro la mirada que la Iglesia tiene de sí misma y prioriza recuperar su vigencia en términos de ajuste o actualización casi siempre epidérmica, de forma y no de fondo, sin hacer pie en opciones fundamentales desde las cuales orientar verdaderas transformaciones. Una opción pastoral-eclesiológica fuente de verdaderas transformaciones fue, sin duda, la opción por los indígenas, por las comunidades indígenas. Ese lugar marcó en Mons. Proaño una posibilidad de transformación para la Iglesia; y para sí mismo, una forma de ser y estar al precio de renunciar a otras posibilidades más convencionales y de la repetición de fórmulas ideológicas, teológicas o recetas pastorales.

Su opción profunda por los indígenas, hizo de Proaño todo menos un personaje repetitivo. La repetición ocurre cuando se ablandan las opciones de fondo, se ha perdido contacto con la realidad y nos aferramos a lo conocido para bloquear la inseguridad que genera la incertidumbre. El aggiornamiento ahoga la novedad e instaura la repetición y ello no ha dejado de ocurrir con la Iglesia desde el Concilio hasta nuestros días debido, entre otros factores, al ejercicio del autoritarismo doctrinal del cual fue víctima Monseñor Proaño.

El segundo motivo de la originalidad de la obra de Maurice es el siguiente: reconstruye y visibiliza el legado crítico de Monseñor Proaño desde la riqueza histórica de su práctica pastoral, variada y diferenciada a lo largo del tiempo, coherente y consistente, es verdad, pero atravesada también por la autocrítica, la evaluación continua y sujeta a una permanente transformación de sí mismo conforme crecía la conciencia teológica de la mano de su praxis pastoral.

A esta imagen se suman otros rasgos que vienen de nuestros recuerdos compartidos con aquellos que tuvieron el privilegio de conocer a Mons. Proaño. En lo personal, lo he conocido muy poco y las pocas veces que interactué con él quedé con la impresión de una persona serenamente reflexiva a pesar de los escenarios adversos y violentos que se abatieron sobre su persona desde dentro y fuera de la Iglesia.

La obra de Maurice deja ver un Proaño consciente de sus fracasos, de las cosas que no funcionaron ni prosperaron como, por ejemplo, su proyecto de formación de los ministerios indígenas y del seminario indígena, una meta todavía hoy pendiente de resolver en casi todas las experiencias de pastoral indígena del Ecuador. Podemos ver hoy, a la distancia y desde una perspectiva histórica más larga, que la propuesta de Proaño para constituir una Iglesia indígena en realidad no ha prosperado del todo a pesar de todo lo hecho y realizado. Lo siento así aún a riesgo de ser injusto con muchas realidades. Sabemos que la realidad eclesial es mucho más rica y potente de lo que somos capaces de observar. De todas maneras, la Iglesia indígena como proyecto, no solo en su dimensión de iglesia autóctona sino también de iglesia autónoma, es un horizonte a retomar desde la reconexión y la empatía eclesial con esa causa. Por lo tanto, la obra de Maurice no solo activa la memoria; también coloca al frente el desafío pendiente de la Iglesia indígena.

Desde esa memoria, y debido también a que el autor es keniano poniendo en escena el rol de la negritud en estos desafíos, aprovecho para expresar mi admiración por las Iglesias afroamericanas de Estados Unidos en un punto que se conecta con la visión de Monseñor Proaño. Esas iglesias desde por lo menos los años 1700, se vincularon con la vida de los esclavos negros y animaron a los abolicionistas y a los defensores de los derechos civiles para constituirse en espacios para imaginar y reclamar comunitariamente cambios y transformaciones en toda la sociedad.

Esas iglesias fueron y son, aún hoy, espacios conversacionales de articulación entre experiencias individuales y prácticas colectivas antirracistas. Nos cuenta la activista negra Patricia Hill Collins que, en los encuentros sabatinos, las mujeres, sobre todo las mujeres, compartían sus estrategias individuales de resistencia y confrontación exitosa respecto a las prácticas racistas de su vida cotidiana para convertirlas en estrategias colectivas exitosas en el tiempo y el espacio. No fueron ni son Iglesias para negros, con rostros y voces negras. Fueron, en el sentido más pleno de la palabra, Iglesias negras en el más pleno sentido de la palabrra, con sus propias agencias, ministros, tiempos, discursos, estéticas, teologías, intensamente articuladas con la vida y las dificultades del pueblo negro. La visión de Proaño, nos recuerda ese reto pendiente respecto a la iglesia indígena y las iglesias afrodescendientes en nuestros contextos. Aquellas iglesias negras y su legado son constitutivos de posibles nuevas realidades para América Latina.

Finalmente, el Monseñor Proaño que toma forma a lo largo de la obra es todo menos un personaje estático, aferrado a certezas e inmune a los contextos. Ese retrato, por decirlo de alguna forma, crece y se transforma a la par que es más compleja su lectura de la realidad; crítico con sus propias propuestas cuando se da cuenta de que no funcionan, en búsqueda permanente de hacer crecer desde la fuerza de la comunidad las iniciativas eclesiales, pastorales, educativas y sociales. Evidenciar esta imagen multifacética, rica y dinámica, serenamente radical de Mons. Proaño es uno de los logros de Maurice. Esa imagen anima nuestra esperanza y fortalece el compromiso para optar de manera clara por los pueblos indígenas y afrodescendientes.

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La mesa colonial quiteña: ¡buen provecho con su lectura!

El pasado 8 de octubre, en el Museo de las Conceptas, en Cuenca, se presentó el libro La Mesa Colonial en la Audiencia de Quito, Cocina y vida cotidiana en los Andes del siglo XVIII, del historiador Juan Martínez Borrero. En el acto intervino Diego Jaramillo Paredes. Les invitamos a leer su texto y compartir esta peculiar mesa viajando a través del tiempo y degustando sus platillos. !Buen apetito!

Hay libros que se leen con la razón, otros con el sentimiento y el corazón y, pocos, muy
pocos con el gusto y más precisamente con el paladar; este es un libro que en cada página nos hace “agüita la boca”.
Pienso que en los buenos libros, como en tantas otras cosas de la vida, lo sustancial está entre líneas, en el entrever que el texto despliega y en este caso, más allá de las conocidas realidades de sociedad colonial claramente estratificada y clasista, se deja ver la compleja red de relaciones reales y simbólicas que se generan a partir de la alimentación y todo el proceso que ella implica; y, además mostrarnos a la alimentación como una realidad viva y cambiante que, a través de algunos alimentos, articula a la sociedad de la época. Esta es, sin duda, una de las riquezas de este libro. Pero la otra riqueza está en la multiplicidad de miradas que lo constituyen y que solo puede hacerlo alguien como Juan, que tiene una rigurosa formación en Investigación, Historia, en Cultura Popular, Arte, Artesanías y que le ha permitido, en este libro, una mirada microscópica a la vida cotidiana en la Real Audiencia de Quito.
“Nuestro enfoque, señala el autor, se centra en la interacción entre las tradiciones indígenas, españolas y africanas y cómo estas contribuyeron a la formación de una cocina mestiza única”.
Llama la atención la amplitud de fuentes utilizadas para la investigación: testimonios de la época, recetas, viajeros, informes científicos, etc., pero sobre todo la creativa recurrencia a fuentes no convencionales, sobre todo a las imágenes contenidas en pinturas y registros de la época. Juan Martínez, a través de trece capítulos y un anexo, digámoslo en términos culinarios: a través de una comida de trece tiempos y una yapa, nos hace un extenso y maravilloso recorrido por la alimentación en los territorios coloniales andinos en el siglo XVIII, entendiéndose por estos territorios el espacio continuo entre el Pacífico y la Amazonía, incluyendo las áreas tropicales al este y al oeste y los valles montanos, subtropicales y elevados. Pero no es solo un viaje a través de olores y sabores, sino también por las cualidades nutricionales y curativas de los alimentos, de sus formas de prepararlos y servirlos, de los utensilios utilizados y en algunos casos de las formas en que estos se fabrican.
En este apasionante viaje, descubrimos que hay vínculos alimenticios y prácticas vinculados a su producción y consumo que conectan esta parte de América: frutas, bebidas de maíz, yuca y caña. Prácticas indígenas propias como las introducidas por la colonización, que terminan produciendo un importante intercambio de saberes que produce una realidad culinaria única.
Los tiempos de esta comida se refieren a las frutas, mostrándonos su abundancia y variedad, los productos agrícolas, las bebidas refrescantes y las alcohólicas, la carne, los condimentos, los utensilios, los espacios femeninos de poder y negociación, una participación en un banquete imaginario, la alimentación indígena en las montañas y la selva, la comida en los viajes, el lenguaje de la alimentación; y, si todo esto fuera poco, nos regala una yapa: los animales silvestres en el plato que incluye sus nombres científicos y comunes, sus usos, su distribución territorial y sus referencias bibliográficas. Con referencia a las bebidas refrescantes y alcohólicas y su relación con los humores que ya se lo planteaba 400 años antes de Cristo, vale un pequeño paréntesis: un amigo de la casa de mis padres, hombre inteligente y que gustaba del licor, no hacía esta distinción y más bien la contradecía con mucha gracia y no menos interés cuando decía: que rico que es el trago, ello mismo es fresco, ello mismo es cálido. De estos capítulos, uno particularmente deliciosos es aquel del banquete imaginario que a mediados del siglo XVIII brinda doña Margarita Carrión y Merodio, viuda del Marqués de Miraflores, para anunciar el compromiso de su hermano con la joven riobambeña María Josefa de Velasco y Vallejo, pues constituye un cuento corto que retrata de cuerpo entero una parte de la vida cotidiana de la oligarquía de la época: sus lujos reflejados en la comida y bebida, los utensilios, los vestidos, joyas, chismes, miedos, etc. etc. Al leerlo recordé las recetas que se preparaban en la casa de doña Hortensia Mata con motivo de la venida a Cuenca del presidente García Moreno y que están recogidas en el libro de Eulalia Vintimilla sobre la Cocina Cuencana. En fin, este libro nos plantea que la alimentación en la Real Audiencia de Quito en el siglo XVIII a más de ser un factor fundamental de la vida cotidiana, de haber creado una cocina mestiza única, nos muestra que los límites sociales en la vida diaria no están tan clara y marcadamente definidos como en la vida pública y que expresa la complejidad de la estructura social y cultural de ese período. Siguiendo al autor, mencionemos algunas de las conclusiones de su investigación: -La riqueza y la diversidad alimentaria atribuida a la enorme variedad de productos por diversidades geográficas y climas, a los mercados y redes de intercambio y las características de la agricultura indígena. – El intercambio cultural y adaptación, esto es la integración y adaptación de productos y técnicas indígenas y europeas. Este mestizaje culinario al tiempo que enriqueció la gastronomía local, fortaleció la identidad cultural. – La existencia de espacios femeninos, la cocina a más de ser el espacio de preparación de alimentos, era el ámbito de negociación y poder femenino. “A través de su control sobre la alimentación, las mujeres podían gestionar relaciones sociales y económicas, resolver conflictos y establecer su posición dentro del hogar y la comunidad. Este poder se manifiesta en la selección de ingredientes, la organización de banquetes, y la administración de recursos domésticos”. Este rol femenino en la alimentación se extendía a la transmisión de conocimientos y preservación de tradiciones, contribuyendo a la construcción y transmisión del patrimonio cultural. Esto no se limitaba al ámbito doméstico familiar, sino también a los monasterios de monjas que se convirtieron en espacios de producción y comercio además de su función religiosa. Finalmente, este conocimiento de la alimentación en la Real Audiencia de Quito, nos deja una lección importante. Cuando estamos invadidos por los productos alimenticios generados por las grandes empresas nacionales y transnacionales con todas las consecuencias en la salud, en la vida social y en la cultura, es importante mirar a lo que ocurría en esa época de nuestra historia para volver a una alimentación saludable, a la medicina tradicional y las posibilidades reales de una soberanía alimentaria. Solo hace falta mirar a nuestro famoso locro de papas, esa sopa de origen indígena valorada por todas las clases sociales, que con el tiempo ha cedido paso a esas chatarras alimenticias llamadas salchipapas y papipollos que inundan nuestras ciudades. Leyendo el libro vuelvo a pensar y confirmo que, en el doble sentido que esta frase encierra, la salud está por los suelos. Gracias Juan por convidarnos esta delicia y a ustedes amigos y amigas que nos acompañan, no tengo sino que decirles buen provecho.

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Una visita marcada por la hospitalidad y el interés por el trabajo de Abya-Yala

En el marco de la visita del Rector Mayor de la comunidad Salesiana, Fabio Attard, sucesor de Don Bosco, la delegación que lo acompañó visitó la Librería Abya-Yala el pasado 13 de septiembre.
En una reunión más bien informal, José Juncosa, director de Abya-Yala, dio la bienvenida y comentó que la editorial está cumpliendo 50 años de vida. Como obsequio se entregaron tres títulos recientes que dan cuenta de la línea editorial de Abya-Yala: Como piensan los bosques de Eduardo Kohn, un libro a propósito de la defensa de la Casa Común de la que habla el papa Francisco; Sobre la razón, de Chuwudi Eze, un pensador de origen africano; y el último número (69) de Pueblos Indígenas y Educación coeditado con la UNAM de México,
Además, se entregó a los asistentes una mocawa de la que parte el isotipo de la editorial, como muestra de hospitalidad. La mocawa representa la conservación y respeto al patrimonio e identidad de los pueblos. Los integrantes de la delegación mostraron su interés y aprecio por el trabajo de Abya-Yala, la editorial que está al servicio de los pueblos.

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El último vuelo de la mariposa en Quito y Cuenca

El libro de Julián Estrella se presentó en Quito el pasado 11 de septiembre y se presenta en Cuenca el miércoles 17 de septiembre. Cecilia Chérrez, del Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo, nos comparte el comentario de la obra que fue leída el día de la presentación:

El libro El último vuelo de la Mariposa, de Julián Estrella, inicia con el llamado de una feminista ecuatoriana a ser las alas que causen la tormenta.

El análisis planteado en el libro deja claro que la tormenta a enfrentar es el sistema de devastación dominante, provocada por un productivismo y consumo exacerbados así como la generación de desechos, muchos de ellos tóxicos, que rebasan la capacidad de asimilación de los ecosistemas; y además, enfrentar las relaciones basadas en la subordinación y violencia contra las mujeres, que somos la mitad de la humanidad.

Es que Julián Estrella viene de Cuenca, una ciudad intensamente movilizada en favor del agua que recibe del páramo de Kimsacocha, porque oficialmente se insiste en dar luz verde a la fase de explotación del proyecto minero Loma Larga, que provocará la disminución de caudales y una grave contaminación con metales pesados, entre ellos arsénico. Esto se pretende consumar desconociendo los estudios de instituciones como ETAPA, que alerta sobre este peligro, y las tres consultas populares vinculantes (de 2011, 2019 y 2021) en las que Victoria de Portete, Girón y Cuenca, se pronunciaron abrumadoramente porque no se dé minería en fuentes de agua.

Este 16 de septiembre en Cuenca habrá una marcha en la que participarán sectores sociales de Cuenca, Azuay y el país, que ven reflejadas sus propias preocupaciones sobre los impactos de la fiebre minera en los páramos y los bosques; la contaminación del agua; la afectación a la producción agrícola y pecuaria en muchas zonas; la posibilidad de catástrofes por posibles roturas de relaveras con desechos mineros. En otras palabras, quedarán daños a perpetuidad en la naturaleza y en la vida de la gente.

Estas arbitrariedades no son casuales. Responden a la lógica de sacrificar territorios y comunidades en nombre del desarrollo, al poner los derechos del inversionista sobre los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza.

El autor plantea un cambio de paradigma en el que confluyan los aportes del ecologismo y del feminismo. Para ello, toma por ejemplo aportes teóricos como los de Francois D’Eaubonne, una de las impulsoras del ecofeminismo, que señala que “la sobreexplotación de los ecosistemas y sus funciones se basa en los mismos fundamentos culturales y socio-económicos que subordinan a las mujeres…”.

Aquí, cabe mencionar la situación que viven las mujeres jornaleras en plantaciones bananeras o moradoras en zonas aledañas, permanentemente expuestas a fumigaciones aéreas. O las que trabajan en empacadoras de mariscos y pescado con temperaturas muy bajas. Las que han sido y están siendo desplazadas de sus espacios de vida por la imposición de proyectos mineros. Aquellas que son forzadas a convivir con ríos convertidos en vertederos de desechos de las instalaciones petroleras en la Amazonía. Las que trabajan en florícolas -expuestas rutinariamente a agrotóxicos -. O las que debido a estos escenarios sufren abortos no deseados, o deben cuidar, sin apoyo público, a niñas/niños nacidos con distintas malformaciones o son víctimas de cáncer y otras enfermedades catastróficas.

Por qué y para qué producimos lo que producimos? Cómo se toman las decisiones que profundizan este modelo productivista y de intensidad metabólica desbordada? Son preguntas que se plantean en el libro.

Y hay razón en esto, porque viendo cómo se toman las decisiones, una diría que la democracia está en extinción, parafraseando una consigna de la lucha ecologista cuando se cometió fraude para impedir la consulta popular por el Yasuní en 2014.

Si solo se toma en cuenta lo relacionado con los Tratados de Libre Comercio, casi convertidos en columna principal de la política económica nacional, estos son negociados en condiciones de reserva, sin una evaluación previa de los impactos en derechos humanos, como recomiendan varios Relatores Especiales de Naciones Unidas, ni permitir que las organizaciones sociales accedan a información sobre lo que se está negociando, lo que impide que haya un debate público sobre sus implicaciones.

El hecho es que una parte de sus efectos tiene que ver con la expansión en los territorios de las principales actividades de agroexportación (camarón, banano, flores, pesca), que vimos cómo impactan en la vida de las mujeres, sus familias y comunidades.

A la vez, se renuncia a proteger la pequeña producción, exponiéndola a competir con productos importados que generalmente son altamente subsidiados; y se flexibilizan las normas de control ambiental a los inversionistas – que llegan amparados en estos TLC, para poder demandar al Ecuador en tribunales de arbitraje-.

A lo largo del libro el autor analiza críticamente las políticas y prácticas extractivistas, patriarcales, coloniales, compartidas por izquierdas y derechas, así como las limitaciones a la posibilidad de comprender la vida en su complejidad a causa del binarismo político. Plantea por eso la necesidad de enfrentar esta realidad desde propuestas como el ecofeminismo, que construye nuevas dimensiones interdependientes que se potencian entre sí: la liberación de las mujeres y del mundo natural.

Esto tiene que ver, al menos, con alcanzar una vida sin violencias, la distribución equitativa de los cuidados, la eliminación de las múltiples formas de subordinación y exclusión económica y ante la ley, que demanda el feminismo; y desde el ecologismo: abrir condiciones para el post extractivismo, el respeto de los derechos humanos colectivos y de la naturaleza, la soberanía alimentaria, el fin de la impunidad corporativa, el derecho a defender la naturaleza y los territorios sin criminalización, el reconocimiento de la deuda ecológica que los países del Norte mantienen con los países del Sur.

Julián incluye un fragmento del Llamado Vital a la Conciencia redactado en 1977 por el escritor iroqués John Mohawk y refrendado por los Jefes de la Liga de las Seis Naciones (Haudenosaunee o Confederación Iroquesa), para la liberación de todo lo que sostiene la Red Sagrada de la Vida: el aire, las aguas, los árboles, … liberarles de la explotación y destrucción del Mundo Natural por parte de la cultura occidental.

Frente a esto, el autor abre un camino a recorrerse desde un ecofeminismo práctico y cotidiano, que apuesta por la transformación cultural desde la sensibilización, la educación, la acción directa, la no colaboración con el sistema que destruye la red sagrada de la vida… porque los medios crean el fin, porque lo personal es político.

Finalmente, me anima compartir con ustedes que ayer se presentó el libro Ficciones Climáticas 2226, una compilación de artículos escritos por jóvenes que proyectan un otro mundo posible en 200 años …. Una inesperada coincidencia en la que veo que ambos escenarios se conectan en un mismo propósito: el de garantizar a las próximas generaciones un otro mundo posible y que esto no podría ser posible sin la constelación de esfuerzos cotidianos, concretos, a los que nos convoca este libro del Julián Estrella que estamos presentando.

Ser capaces de muchos aleteos de mariposas para frenar a la tormenta. Seguir fortaleciendo los caminos abiertos en este país que ha votado en consultas populares tantas veces a favor de la naturaleza. Juntarnos en clave de tejer más comunidad, más organización social, más No Violencia Activa para defender la vida. Siempre contagiando esperanza.

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Filuni

Abya-Yala estará en la Feria del Libro Universitario en México en el stand de Ecuador

Del 26 al 31 de agosto de 2025 se celebra, en la Ciudad de México, una de las mayores ferias del libro universitario, la FILUNI. Este año, Abya-Yala estará presente en un stand compartido con otras editoriales universitarias, gracias al esfuerzo y apoyo de la Cámara Ecuatoriana del Libro.
En esta séptima edición de FILUNI, la Universidad de Chile será la invitada de honor, y nuestro país estará presente con la representación de seis sellos editoriales universitarios ecuatorianos, que mostrarán la riqueza y diversidad de la producción académica nacional:
Universidad San Francisco de Quito – USFQ Press
Editorial Abya Yala- Universidad Politécnica Salesiana
Universidad UTE – Editorial Universitaria UTE
Instituto de Altos Estudios Nacionales – IAEN
FLACSO Ecuador – Editorial FLACSO Ecuador
Universidad de Las Américas – UDLA Ediciones
El stand del Ecuador estará ubicado en el número 100, con un espacio de 27 m², donde se exhibirán más de 150 títulos y alrededor de 300 ejemplares, abarcando una amplia variedad temática: antropología, sociología, gastronomía, historia, filosofía, estudios políticos, lingüística, economía, relaciones internacionales, entre otras áreas del conocimiento.
En el marco de la feria, Abya-Yala presentará dos nuevos títulos, publicados en coedición con México:
Educación Intercultural desde Abya-Yala, edición coordinada por Christian Cruz, Diana Ávila. Verónica Luna y Sebastián Granda Merchán. Una obra resultado del trabajo colaborativo en el que participó un importante número de investigadores de diferentes contextos culturales, adscripciones institucionales y países, vinculados con proyectos educativos interculturales, alternativos y contrahegemónicos.
Resistencia indígena en Abya Yala, coordinada por Saul Velasco y Giovana Aldana,
En esta obra se presentan ejemplos en los que se encuentran principios de conexión y heterogeneidad, multiplicidad, ruptura significante y cartografía. Una obra que muestra la manera más creativa que tienen los pueblos indígenas para actuar defendiéndose desde diferentes lugares y contextos y con respuestas diversificadas. No propone una visión de victimización de las comunidades como actores creativos, resilientes y propositivos frente a la adversidad que se les impone en el sistema capitalista actual.
Ambos títulos hacen parte del catálogo de novedades con el que la Cámara Ecuatoriana del Libro dará a conocer las novedades producidas por las editoriales ecuatorianas y que pueden encontrarlo en este enlace:
https://drive.google.com/file/d/1lG-K7ZALXeZ6OGlf7K3gMlztuAg5xCUa/view

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Desaprender para volver a ser

Voces perdidas en el silencio colonial o la pregunta por la ausencia de lxs otrxs

Michael Handelsman nos comparte el texto que Yuliana Ortiz Ruano hizo en abril 2025, en el lanzamiento del libro,” Desaprender para volver a ser: Apuestas decoloniales desde y con voces afro del Ecuador y Colombia” (Quito: Editorial Abya Yala, 2024). Lo publicamos en esta página para el público general y agradecemos a la autora por su comentario.

El libro de Michael Handelsman, emerge como una herramienta crítica fundamental para repensar las estructuras epistémicas que sostienen la exclusión de saberes y sujetos racializados. El libro propone un giro radical en la forma en la que entendemos la educación, la historia, la memoria y la representación, particularmente en contextos marcados por la colonialidad del poder y del saber.
Desde las primeras páginas, Handelsman se posiciona no como un traductor de las voces negras, sino como un cómplice activo en la tarea urgente de desaprender. Este acto más que una consigna performática, se convierte en el eje metodológico y ético del texto: ¿cómo desentramar los saberes que nos formaron para invisibilizar? ¿Cómo romper con las pedagogías que, como señala Yasnaya Aguilar Gil, silencian naciones y saberes que existían mucho antes de la imposición colonial?
La propuesta de Handelsman no se queda en la crítica abstracta, sino que se arraiga en un diálogo comprometido con figuras y procesos concretos de resistencia. Referencias como la del maestro Juan García, el bambero mayor quien nos dejó la pedagogía de “cultivar casa adentro”, sirven para pensar una descolonialidad que no se impone desde afuera ni desde arriba, sino que se gesta en lo cotidiano, en las prácticas comunitarias, en las genealogías orales y afectivas.
Uno de los aportes más contundentes del libro es la forma en la que recupera voces históricamente perdidas en el silencio colonial, aquellas que han sido sistemáticamente borradas o traducidas por las epistemologías dominantes. Handelsman se pregunta por la ausencia constante de “lxs otrxs” en los relatos oficiales, en las academias, en las políticas públicas. Y más allá de solo registrar esa ausencia, propone formas activas de contrarrestarla, entendiendo las apuestas interculturales no como metas sino como procesos siempre inacabados. Gestos y actos en los que insistimos día a día.
En este sentido, su texto se convierte en un espacio para lo que podría llamarse una escucha radical. No se trata simplemente de incluir a las voces negras en los sílabos, tampoco de insistir en educarnos o infantilizarnos, sino de permitir que éstas desestabilicen el orden del discurso. Es un ejercicio de des-apropiación del privilegio blanco dentro de la producción de conocimiento, lo cual resulta especialmente significativo viniendo de un autor blanco que ha optado por habitar una posición ética de incomodidad y reconfiguración.
A lo largo de su recorrido por experiencias afrodiaspóricas en Ecuador y Colombia, Handelsman insiste en que la descolonialidad no puede convertirse en una moda académica más. Tiene que doler, descolocar, comprometer. En ese sentido, el libro puede leerse como un llamado a pensar los proyectos educativos, culturales e incluso literarios desde una óptica insurgente, que no tema al descentramiento, a la contradicción, al cuestionamiento radical de lo aprendido. A inventar y tejer una lengua desobediente.
El autor asume que, si aprendimos a excluir, también podemos (y me atrevo a decir debemos) aprender a vivir desde otros códigos, otras sensibilidades, otras memorias. Y para eso es indispensable la escucha activa de quienes han sido históricamente negadxs: no para representarles, sino para acompañarles en la apertura de espacios donde su palabra sea, en sí misma, centro y frontera de un nuevo saber.
En tiempos donde las derechas se reciclan y las luchas por la memoria se disputan palmo a palmo, este libro se ofrece como una herramienta ética y política. No habla sobre lo afro, sino desde y con lo afro, una distinción que marca profundamente la estructura y la intención del texto.
Con una escritura honesta, a ratos incómoda, siempre crítica, Handelsman nos entrega un libro que no se lee sin consecuencias. Porque leerlo es también confrontar las formas en que hemos sido educadxs y educamos para negar y para callar. Leerlo es, en definitiva, un primer paso hacia ese volver a ser del que habla el título: un ser despojado del peso colonial que insiste en callar nuestras voces más profundas.

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Archivos y misiones en la XV Conferencia SALSA, Helsinki, 2025

La XV Conferencia Bienal SALSA 2025 tendrá lugar en la Universidad de Helsinki, del 4 al 6 de agosto de 2025. La Sociedad para la Antropología de las Tierras Bajas de Sudamérica (SALSA) es una asociación profesional independiente de antropólogos especializados en las regiones de tierras bajas de Sudamérica. Los principales objetivos de SALSA son fomentar una investigación sólida y ética y promover la educación de los estudiantes y del público en general.
Basándose en el espíritu cosmopolita de la comunidad SALSA, el apoyo de larga data de la Universidad de Helsinki a la erudición sami, y el trabajo pionero del Programa Global de Estudios Indígenas en la investigación ética, el patrimonio biocultural indígena, los derechos y la política, la Conferencia presenta una rara oportunidad para avanzar en la misión de SALSA. También supondrá un paso decisivo para abordar cuestiones acuciantes y de gran alcance en las tierras bajas de Sudamérica, como la minería, la extracción de recursos, la deforestación, la salud, la urbanización y las cuestiones de género

El diálogo magistral

Una de las actividades más importantes en esta Conferencia es el diálogo entre María Clara Sharupi Jua y Philippe Descola. Ambos han publicado en editorial Abya-Yala. María Clara Sharupi es autora de Tarimiat, un libro de poesía que ha tenido especial acogida y que da el nombre a todo un proyecto cultural que la autora lleva adelante con mujeres amazónicas y Philippe Descola, quien es un referente en la Antropología y uno de los intelectuales más prestigiosos, publicó con nosotros La Selva Culta (1996).
Bajo la moderación de Natalia Buitrón, el diálogo aborda, entre otras, las siguientes cuestiones: ¿Qué simetrías pueden imaginarse para contribuir productivamente a la generación de conocimiento? ¿Cómo pueden los individuos y las comunidades escapar a los papeles tradicionales de “investigadores” u “objetos de estudio” situados asimétricamente? ¿Cómo pueden la poesía, la música, el arte, la narración de historias y la escritura en movimiento convertirse en medios y vías más igualitarios para compartir conocimientos, emociones y sentimientos? ¿Cómo, y en qué medida, pueden estos lenguajes crear realmente espacios de diálogo e intercambio, generando nuevas plataformas y formas de conocimiento donde todos los participantes, incluidos los seres diversos, y expresar lo que saben y sienten?
Además del diálogo, el evento artístico principal de la Conferencia será la puesta en escena de una obra que explora la coexistencia de dos seres míticos shuar: Etsa (el sol) e Iwia (el demonio antropófago de la selva). En esta obra se aviva el sincretismo entre la convivencia y la profunda relación entre la espiritualidad de la nación Shuar y las divinidades del universo.

Un panel sobre la Amazonía, los archivos y las misiones

El martes 5 el panel titulado Devolver una voz a los archivos. Silencios históricos y restitución en las tierras bajas de la América del Sur, coordinado por Elena Pierino y Raphael Preux. En él participan María Fernanda Troya con una investigación sobre Fotografías de archivo de misiones católicas en la amazonia ecuatoriana, experiencias de reapropiación y resignificación entre los Kichwa y Shuar; Victor Cova con una presentación titulada Failed Patrimonialisation. Luis Vargas Canelos (también autor de Abya-Yala) y Elena Perino hablarán sobre La restitución digital y el archivo comunitario como lugares de reelaboración colectiva de la historia local. Posibilidades y desafíos de la apertura de los archivos en las políticas de memoria.
José Enrique Juncosa, antropólogo y director de Abya-Yala, presentará su ponencia sobre Los conflictos de tierra entre los colonos y los misioneros salesianos del Vicariato Apostólico de Méndez-Gualaquiza (Ecuador) a partir de la documentación del Archivo Histórico Salesiano de Quito; Raphaël Preux ha titulado su ponencia «No es tuyo para que te lo quedes». Cómo antropólogos pueden relacionarse con la crítica achuar de la economía política de los archívos.
El panel se completará con la participación de Milagros Aguirre, editora general de Abya-Yala, quien hablará sobre Ocultados, los silenciosos habitantes del Yasuní y los archivos de la misión capuchina y Edson Krenak sobre Imaginários coloniais e a presença Krenak na casa do Outro: 200 anos de desencontros (1820-2020).

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Diálogo de saberes, un libro tejido entre varias manos

El pasado jueves 10 de julio se presentó el libro Conocimientos tradicionales, políticas públicas y diálogo de saberes, coordinado por Arturo Argueta Villamar, Catalina Campo Imbaquingo y Maya Pérez Ruiz. En el acto intervinieron, José Juncosa, director de Abya-Yala, Arturo Argueta (desde México) y Catalina Campo en representación de los autores y Kathy Álvarez. Reproducimos en este espacio el comentario de Kathy Álvarez y agradecemos por la participación en el evento y por contribuir con sus palabras a la promoción de la lectura de este importante texto.

Conocimientos tradicionales, políticas públicas y diálogo de saberes es un libro que ha sido tejido o trenzado por varias manos y que está estructurado en los campos de territorio, ambiente y producción; educación e investigación, debates sobre hegemonía y contrahegemonía, y, además, el campo de la salud y el cuidado de la vida.
¿Por qué hablar de un tejido o trenzado y qué es lo que se ha tejido? Lo primero es que los campos propuestos no están fragmentados, como suele hacerlo el pensamiento occidental, sino más bien es un texto que muestra el hacer y el pensar unidos y totalmente plurales: pluriculturales, plurilingüísticos, pluri jurídicos, pluri epistemológicos y plurinacionales situados en distintas geografías y con procesos socio económicos, históricos y políticos diferentes.
En este tejido o trenzado la correspondencia juega un papel central. En los distintos territorios se tienen otras formas de relacionamiento entre las culturas, las sociedades y las naturalezas. Y, es el espacio donde las distintas lenguas en lugar de clasificar las experiencias, las tejen o las trenzan con la finalidad de co-responder. Por ende, la socialidad humana está enlazada con las cosas, los seres, los entornos, las naturalezas. De ahí que todo se enfoca en la experiencia, el aprendizaje, la creatividad y la improvisación cosmológica en la que se involucra la praxis social del “estar vivos”, haciendo y pensando al mismo tiempo.
Otro factor a considerar para reforzar el argumento de que el texto ha sido tejido es que las distintas abstracciones y reflexiones están encuerpadas y materializadas en un conocimiento corporal, de intimidad corporal, reflexiva con el mundo que nos rodea (incluido el occidental, los Estados, las ONGs, las universidades, los hospitales) y donde se asientan los pensamientos, acciones y sentimientos. Se puede comprobar que las epistemologías son plurales, relacionales y suceden, como se puede apreciar en este texto, en comunidades científicas, grupos de trabajo, en comunidades de aprendizaje direccionadas hacia la vital ontología y hacia la participación en ellas en base a las correspondencias tanto en dimensiones conocidas como desconocidas.
¿Qué es lo que se ha tejido?
En el campo de Territorio, ambiente y producción, Nicanor, Bernardo, Diego, Ramón, Irma Victoria y María Eugenia desde una posición crítica y situada reflexionan sobre un sistema de saberes y prácticas con respecto a la autonomía, las territorialidades, la planificación y gestión territorial, los medios de vida, el diálogo de saberes en formato de radionovela, la invitación a un diálogo de saberes político, es decir, que construye puentes, y también se cavila sobre la medicina tradicional.
En el campo de la Educación e investigación, José Manuel, Carlos Alberto, Ximena, Arturo, Maya, José Roberto, Olga Lucía y Adelaida con amplia trayectoria en territorios ponen a discusión los avances de las comunidades científicas, las posibilidades y perspectivas de la construcción de grupos de trabajo. La necesidad de elaborar una política nacional epistemológica y que en la gestión estatal se impulse el enfoque de interculturalidad. Se tiene, además, los diálogos Inter científicos desde una metodología liberadora. Y, los vaivenes en la constitución de carrera de medicina tradicional donde se revaloriza los saberes indígenas y campesinos y se dialoga con la medicina occidental.
En los Debates sobre hegemonía y contrahegemonía, Maya Lorena, Arturo, Angelina, Roberto, Alberto, Sebastián, Cata, Oswando advierten sobre los procesos coloniales, los mecanismos de hegemonía, de dominación. La violencia epistémica y el plagio de los textiles. Sobre los sistemas de justicia y la necesidad del reconocimiento del pluralismo jurídico. Se propone una vigilancia epistemológica y de autoevaluación, se destaca la importancia de la acción conjunta, comunitaria y académica, una ciencia colaborativa, dialógica, plurilocalista y pluricultural.
A ustedes público presente, a quienes están conectados desde los diversos territorios les recomiendo sumergirse en este tejido o trenzado titulado Conocimientos tradicionales, políticas públicas y diálogo de saberes, una obra académica que nos enlaza y nos vuelve co respondientes, una “praxis social” transformadora donde quepan todos los mundos, y todas las vidas. Haciendo y pensando

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Warmi Pangui

Un texto estimulante y un autor que busca su lugar en el mundo

La actriz, directora, dramaturga y ensayista Marie Lourties nos hace un regalo. Desde París nos ha mandado una reseña de uno de los libros que compró en nuestra librería en su último viaje a Quito. La compartimos con nuestros lectores y agradecemos a la autora por su interés.

“Warmipangui es una categoría kichwa canelos compleja en su interpretación, que se utiliza para identificar a runakuna (personas) que nacen con cuerpos machos, que al ir creciendo descubren y desarrollan pensamientos, deseos sexuales, actividades y comportamientos de hembras en ciertos espacios. Construyen su cuerpo, sexualidad e identidad transitando la frontera entre el género masculino y el femenino, lo que se vive despierto y en el mundo onírico. Este tránsito otorga una flexibilidad para que el warmipangui pueda circular por los espacios que son usualmente definidos para cada género y también por los espacios del mundo espiritual y el cosmos. Warmipangui puede construir redes de relaciones familiares de acuerdo con su interés personal y afectivo. Es quien, la mayoría de las veces, se queda al cuidado de sus padres cuando estos son mayores. Puede construir su propia familia eligiendo como compañera de vida a una mujer heterosexual y procrear. Puede ocupar espacios políticos y sociales importantes dentro de la comunidad. Lo que importa, y por lo que será juzgado, es por sus acciones como persona, como pariente, como padre, como líder y en algunos casos por los logros conseguidos como intermediador entre la comunidad y el mundo de afuera.
En ciertos casos, las personas incluidas warmipanguiguna mantienen relaciones oníricas de afectividad y matrimonio con supayguna. Este es un concepto kichwa muy complejo que incluye a los diferentes seres poderosos del cosmos que habitan en sus mundos del agua, del suelo y de los bosques, como sacharuna (seres de la selva), yakuruna (seres del agua) y amazanga (madre o amo de los animales). Los indígenas kichwa canelos entienden que la sexualidad es diversa. Para ellos, las relaciones que mantienen con supayguna no sólo se dan para recibir conocimientos, obtener poderes espirituales y acceder ritualmente a los recursos del bosque y de los ríos. También en ellas se experimenta placer y se construyen lazos de parentesco.
(…) El vocablo warmipangui está conformado por un sustantivo y un lexema sufijoide que forma una palabra compuesta. Mi propuesta en este libro es que se puede entender la palabra warmipangui como el ser que se construye en el tránsito entre la subjetividad de los dos géneros; alguien que siente, experimenta y se asume como tal”.
Asi dice Enoc Merino Santi. Los subrayados son míos.

En 1990, aparece “Gender Trouble” de Judith Butler. Y con el, el concepto de “género”, construcción performativa en oposición al “sexo”, dato natural, pegó el salto cualitativo de la gramática a la filosofía. La célebre frase de Simone de Beauvoir, “la mujer no nace, se hace” deviene entonces en “se nace con un sexo, el género se hace”. 30 años han pasado y la palabra es hoy en día comúnmente utilizada.      
Ahora bien: el género como construcción performativa en oposición al sexo como atributo natural retoma, reafirma la separación entre natura y cultura, eje fundamental de la cosmovisión blanco-occidental desde el Renacimiento. Que, dicho sea de paso, apuntala, justifica las diversas conquistas, reconquistas, descubrimientos y demás misiones civilizadoras de la modernidad. Con lo cual, con toda fluidez (naturalidad tal vez) y sí, o no, con toda inocencia, el “género” se cuela, se desliza en el imperativo categórico de la identidad, hasta ahora propia del “sexo”. Al igual que el sexo, el género sigue siendo forzosamente determinado, categorizado, reconocible: es “uno”, y sólo uno: se es o hombre o mujer. Y el, o la, trans tampoco escapa de la representación binaria; ver su lucha por ser reconocidas, aceptadas, conceptualizados como “mujer” o “hombre”, obtener una modificación de inscripción en el Registro Civil, un carné de identidad, el acceso en espacios a baños, vestuarios acordes con su género, etc. Es el precio que se debe pagar a la sociedad para ser reconocible, aceptable, reconocido y aceptada por ella. Preciso que esta redacción ni es errática ni se debe a un error de mecanografía, tampoco a cierto desconocimiento de las reglas gramaticales, sino a la dificultad que plantean tales reglas para decir en nuestro idioma lo … indecible. Como escribe Sor Juana Inés de la Cruz, “de manera que aquellas cosas que no se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar no es no haber que decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir”.
Enoc Merino Santi (Iru Aya) propone en lugar de “uno u otro” un “entre”, en lugar de una definición, con todo lo que el término contiene de fin, en el doble sentido de la palabra, final y meta,  un género flotante, un transitar. Lo cito nuevamente:
“Warmipangui se construye a través de las relaciones familiares y sociales. Es reconocido como un ser que habita una identidad de tránsito _ni mujer, ni hombre_ como un cuerpo que vive en la frontera entre los dos géneros. Transita por los diferentes géneros y espacios (…) warmipangui se construye por medio del comportamiento social adoptado de acuerdo con los diferentes espacios, femeninos y masculinos, en los cuales se desenvuelve, permitiéndole obtener el reconocimiento sociopolítico dentro de la comunidad. Por ello, warmipangui no ve necesario transformar su cuerpo con una apariencia más femenina o asumir un rol definido de género (trans) para ser reconocido como warmipangui. Transita por el intermedio al habitar entornos, tanto femeninos como masculinos, no tomando parte en la lucha entre géneros, pues su posición es móvil. Esta apertura al tránsito entre los géneros y la apertura a diferentes espacios también se le da en lo relacionado con la sexualidad”.
El texto de Enoc Merino Santi (Iru Aya) recurre a numerosos vocables kichwa, que más que traducirse se explican ya que son conceptos desconocidos por el castellano, así largas citas en ese mismo idioma. Que se agradecen. Me resultó refrescante a la vez que estimulante toparme con la  densidad concreta de la biodiversidad humana. Somos entre las especies que pueblan esta tierra la que tal vez ofrece la mayor diversidad, todos iguales pero nomás diferentes. Multiplicidad de las maneras como las sociedades humanas han ido _ y siguen _ resolviendo cómo comer y cómo amar, cómo vestirse, adornarse, presentarse, cómo filosofar, pensar y comunicar ... en una palabra cómo vivir. Diversidad manifiesta, manifestada en particular en la multitud de lenguas que habitan este planeta con su amplitud fonética, sintáctica, gramatical.
Por lo que veo en esas largas citas en kichwa, me resultan claras algunas cosas. El castellano fuerza sistemáticamente la necesidad de enmarcar en un género, masculino o femenino, todo. Como que al habla se le encomienda la repetición machacona de un orden. Pero el kichwa no. Hablar en kichwa es vivir en un mundo no necesariamente masculino o femenino, este “o” siendo dramáticamente excluyente. Digo dramáticamente en el sentido performativo de la palabra. Es más, el castellano pretende que para hablar en plural de lo que fuera, el  masculino siempre se impone,  sobreentiéndose que incluye al femenino, haciéndolo desaparecer. No es el caso del kichwa. Warmipanguiguna, runaguna, supayguna, yukaguna, sachaguna …el sufijo guna indica el plural sin necesidad de definición genérica. Es realmente inclusivo. Sin necesidad de forzar el idioma. ¿Diremos que “naturalmente” ? Flexibilidad idiomática que abre la posibilidad de pensar un mundo que escape de la definición binaria, constante y obligatoria de género, un mundo abierto a la multiplicidad, un mundo abierto a la extensión del campo de los posibles y su exploración. Y si pienso en el presidente de USA que pretende imponer al mundo entero su idioma a la vez que se le ha ocurrido que se debería inscribir en la Constitución de su país al que encomienda la misión de dominar el planeta  _ y, porque no, ya puesto, el universo _, el que sólo existen dos categorías humanas, la de macho y la de hembra, pues.... me entran una inconmensurable tristeza, un monumental aburrimiento y un ardiente deseo de no vivir bajo su tutela. A la vez que me devuelve la alegría pensar que si necesita ese individuo grabar en el mármol constitucional sus ocurrencias, es que sabe y siente la infinita debilidad de su postura. Endeble, deleznable, es lo que es.

Sí, un texto refrescante y estimulante. Enoc Merino Santi (Iru Aya) no va por el mundo cargado de razón, no pelea ni reivindica. Cuenta, cuenta con toda la pasión y dulzura de quien busca entender, conocer y comunicar su mundo, su lugar en el mundo.

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Kathy Finne

Kathy Fine-Dere recuerda sus inicios con Abya-Yala

El pasado miércoles, 18 de junio, se presentó el libro Dinámicas de la indigeneidad en contextos urbanos de la Dra. Kathy Fine-Dare, publicado en coedición con USFQ Press . Comentaron la obra los antropólogos Michael Hill y Alexandra Martínez, destacando el trabajo de la autora de una etnografía poderosa resultado del trabajo de muchos años en Cotocollao, Quito. En el evento Kathy Fine-Dere habló de la importancia de editorial Abya-Yala en cuanto a sus aportes a la antropología. Reproducimos acá un fragmento de sus generosas palabras a propósito de los 50 años que cumple la editorial.

Me complace enormemente que esta obra se haya publicado en coedición con Abya-Yala , no solo por la calidad e importancia de sus publicaciones, sino también por mi experiencia trabajando con el fallecido padre Juan Bottasso. Conocí al padre Juan durante mis investigaciones de campo de tesis a principios de la década de 1980 y siempre me brindó un buen apoyo. Cuando me sugirió publicar mi tesis como libro con Abya-Yala, obtuve financiación de la Fundación Wenner-Gren para pagar a un traductor, a quien Juan localizó para mí.

Tras un proceso exhaustivo basada en la revisión por pares, el libro se publicó en 1991 con el título Cotocollao: Ideología, historia y acción en un barrio de Quito. Aunque mis colegas sugirieron que habría sido mejor publicarlo en inglés, sentí la obligación moral e intelectual de ponerlo a disposición del público ecuatoriano en español. No supe si alguien lo había leído hasta que regresé a Quito en 2003 y me enteré de que lo habían estado sacando de la biblioteca de la oficina municipal de La Delicia. El propósito de leer—especialmente los capítulos sobre danza y otras expresiones culturales—era contribuir a la revitalización local de las prácticas indígenas, un movimiento que había comenzado a expandirse globalmente a principios de la década de los noventa.

Darme cuenta de que mi trabajo podía marcar la diferencia en una comunidad local, me inspiró a regresar a Quito para enseñar y realizar más investigaciones. Esta meta se materializó con la ayuda otra vez del padre Juan, quien escribió una carta a la Fundación Fulbright solicitando una beca para que pudiera yo participar en el programa de antropología aplicada de la Salesiana.

Cuando regresé a Quito en 2005, beca en mano, el padre Bottasso me asignó a trabajar con la directora de una nueva maestría en antropología y cultura, esta misma Alexandra Martínez. La experiencia fue enriquecedora e inolvidable, ya que trabajé con estudiantes de diversos orígenes (afro, indígenas, mestizos) y con intereses muy diversos, desde la arquitectura y la arqueología hasta la cultura de las trabajadoras sexuales.

Fue esta experiencia la que me llevó a pensar en escribir una secuela del primer libro de Cotocollao, uno que pudiera vincular mejor las experiencias de los residentes indígenas urbanos del noroeste de Quito con las respuestas indígenas globales al capitalismo y al racismo, así como con las señales arqueológicas de los legados ancestrales.

Aunque la primera versión de este libro se publicó en inglés con el título Urban Mountain Beings: History, Indigeneity, and Geographies of Time in Quito, Ecuador (Lexington Press, 2020), la versión revisada en español es un producto mucho más rico y relevante, que espero también sea de utilidad para las comunidades locales. Como demuestra el trabajo de Michael con miembros de la comunidad de Yunguilla, así como el de Alexandra, quien ha trabajado con mujeres indígenas del Cotopaxi y entre los Achuar, la antropología ha escuchado con mucha atención a sus críticos, transformándose en un campo de estudio que trabaja con y para las personas en proyectos de gran relevancia e importancia para ellas, a medida que esta y otras disciplinas occidentales responden a las críticas que conducen a la descolonización del campo. Esto ha sido de particular importancia para mí debido a la naturaleza de mi trabajo con los pueblos indígenas de Norteamérica.

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Clacso2025

Editorial Abya-Yala participó en la feria del libro de Ciencias Sociales, CLACSO2025

Editorial Abya-Yala participó en la II Feria del Libro de Ciencias Sociales Latinoamericana y Caribeña, que se realizó en el marco de la X Conferencia Latinoamericana CLACSO2025 en Bogotá, Colombia, del 9 al 12 de junio.
Como parte de las actividades de la Feria se realizaron una serie de conversatorios sobre el mundo del libro. En la mesa titulada Experiencia de las editoriales independientes: industria editorial, circulación de las ideas y desafíos, participaron María Elvira Jaramillo (Siglo editorial, Colombia), Andrés Braconi (Tinta Limón, Argentina) y Milagros Aguirre (Editorial Abya-Yala, Ecuador). La mesa estuvo moderada por Marcela Alemandi, de CLACSO.
La tarea editorial es compleja y no está de espaldas a la realidad de cada país. Más aún, la realidad de las editoriales especializadas en Ciencias Sociales. María Elvira Jaramillo definió el proyecto de Siglo como un proyecto editorial que propone generar un diálogo abierto y crítico de la problemática nacional e internacional y centró su participación en el proceso de construcción de la paz en Colombia, Andrés Braconi, puso en escena el duro momento que está viviendo Argentina en una economía de guerra: “el sector del libro no escapa a este desastre: de la pandemia a esta parte, la facturación de las editoriales, distribuidoras y librerías cayó abruptamente, mientras el precio del papel y de los alquileres no dejó de aumentar, al ritmo del dólar. En los últimos cinco años cerraron aproximadamente 450 librerías (25% del total); la ciudad de Buenos Aires perdió una de cada tres librerías de barrio; gran parte de las editoriales independientes están endeudadas, operando con tiradas cada vez más cortas y muchas veces vendiendo por debajo del costo de reimpresión”.
Por su parte, Milagros Aguirre, de Abya-Yala, desarrolló el concepto de independencia editorial, desde un lugar, Ecuador, en el que la mayoría de sellos editoriales son independientes y responden a una sociedad poco dada a la lectura e inundada de iniciativas de auto publicación.
“Cuando pienso en la edición independiente pienso en la posibilidad de publicar desde los márgenes, tocar temas algo incómodos sobre todo en estos tiempos, abrir canales de expresión para hablar de extractivismo, de racismo, de feminismo, de ecología, de inclusión, de diversidad, de interculturalidad… y, probablemente, aunque esos temas sean para un nicho de lectores, hacen parte de la resistencia necesaria en tiempos de autoritarismos y de pensamientos únicos”, dijo y añadió que Editorial Abya Yala nace de la apuesta de un misionero salesiano, Juan Bottasso, curioso por el mundo indígena amazónico, particularmente el pueblo shuar… inició publicando unos folletos sobre cultura shuar realizados con la ayuda de estudiantes de esa nacionalidad, hace 50 años. Una apuesta que hoy tiene cerca de tres mil títulos en un catálogo bastante amplio, centrado en los pueblos indígenas y afrodescendientes, pero también centrado en la ecología, el medio ambiente, los feminismos, etc
El desafío de las editoriales independientes, además de jugarse en la puesta en circulación de las ideas, es sobrevivir no a las plataformas o a los formatos diversos de publicación, si no sobrevivir a la indiferencia, a la ignorancia, a la falta de creatividad, a la falta de curiosidad, a la ausencia de debate.

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congreso misionero

Congreso misionero salesiano en Buenos Aires: un espacio de reflexión

Del lunes 19 al jueves 22 de mayo, en Buenos Aires, Argentina, tuvo lugar el Congreso Misionero Salesiano Americano “Entrelazando caminos”. El evento, en el marco de los 150 años de la llegada de los primeros misioneros salesianos a América, convocó a misioneros y misioneras del continente, con una mirada que uniera razón y corazón.
El objetivo del encuentro fue fusionar la rica historia misionera salesiana con reflexiones críticas actuales para impulsar una evengelización cultural más efectiva en América.
En el marco del Congreso, en el que participaron autoridades de la Universidad Politécnica Salesiana, también participaron miembros del Directorio de Abya Yala: José Juncosa y Fernando Garcés. Además, Cecilia Ortiz, autora de La evangelización del pueblo shuar en la Amazonía ecuatoriana, libro publicado en coedición FLACSO-Abya-Yala.
José Juncosa presentó una ponencia sobre Las misiones del Vicariato Apostólico de Méndez y Gualaquiza (1893-1960): Civilización, educación y evangelización. Mientras que Fernando Garcés propuso el tema Interculturalidad crítica y la misión.
El p. Heriberto Cabrera Reyes habló de Horizontes Futuros: Proyecciones para la Misión Salesiana en América y el p. Domingo Botasso, junto al p. Diego Clavijo, hablaron sobre la Experiencia de evangelización e inculturación en el pueblo achuar: Luces y Proyecciones pastorales.
También se trataron temas como El rol del joven en la misión salesiana presentado por los hermanos Agustín Camiletti y. Lucas Mautino; y las Misiones Salesianas en Patagonia desde el 1875 al 1925, propuesto por María Andrea Nicoletti.
Cecilia Ortiz Batallas presentó una ponencia sobre Los salesianos y la evangelización del pueblo shuar en la Amazonia ecuatoriana.
Las conclusiones y compromisos a partir del Congreso estuvieron a cargo el p. Reginaldo Cordeiro, el p. José Adrián García, el p. Honorio Caucamán, Adrián Mandará y Blas Garzón Vera.
El p. Alejandro León y Pamela Alarcón hicieron un retrato de la Misión salesiana del sur de la Patagonia y, para concluir, el p. Néstor Zubeldía habló la foto soñada por Don Bosco.
Un encuentro fraterno que concluye con la conjugación del verbo corazonar, clave para entender las misiones en América y sus realidades diversas hoy.

Como parte del pronunciamiento final el Congreso Misionero concluyó que:
No queremos quedarnos en las ideas. Sabemos que “la realidad es superior a la idea”, y por eso buscamos formas nuevas, creativas y encarnadas de decir el Evangelio. Soñamos con una familia salesiana que no tema salir, que se deje interpelar, que se forme y se transforme, y que camine con otros, tejiendo juntos una historia de salvación. Y en estos 150 años de presencia salesiana en América, queremos que cada gesto nuestro –cada encuentro, cada opción, cada decisión comunitaria– sea parte de
una historia que sigue latiendo.

Abya-Yala, con un gran fondo editorial sobre misiones en su catálogo, aplaude y se suma al pronunciamiento.

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